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26 de abril de 2024 17:46:40 | Edición impresa | Síguenos en: rss

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Blanquito, el humor constante.

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Ay vecinos! Falleció Blanquito! Foto: Dedeté

Por Julieta García Ríos

Su vida refleja parte de la historia del humor gráfico cubano, porque él conoció a los grandes maestros: Massaguer, Rafael Blanco, Juan David y a otros más contemporáneos como los ya desaparecidos Virgilio Martínez, Tomy, Wilson y Alben.

En el año 1948, Blanquito -como cariñosamente le llaman-era aprendiz de linotipo en el taller donde se imprimía la revista Fotos. Allí es sorprendido por su director, el fotógrafo Pepe Agraz, mientras dibujaba de una portada a Fermín Guerra, cátcher del Almendares.

Agraz descubrió su talento y le propuso publicarle sus trabajos de forma gratuita porque no tenía presupuesto. En cambio le dio cinco pesos para que se comprara materiales de dibujo. Así empezaron a verse sus creyones deportivos, primero en Fotos y luego colaboró en la página deportiva de el periódico El Mundo. Fueron los boxeadores y peloteros los más reflejados por él. Lamentablemente, no conserva ninguno de los originales porque se quemaron en el sabotaje al periódico El Mundo.

Allí salió airoso de una difícil petición. Se acercaba el día de la pelea entre Gavilán y Bobo Olson por el campeonato mundial, la cual sería seguida con imágenes tomadas de un radiofoto, pero el aparato se rompe y los editores, alarmados por el imprevisto, pidieron a Blanquito graficar el enfrentamiento. "Bobo Olson y Gavilán nunca antes habían peleado y yo debía dibujarlos. Me fui al archivo y revisé fotos de ambos atletas. En una cartulina coquille de cien por 70 hice el creyón que se publicó a ocho columnas. Creo que es uno de los dibujos más grandes que se haya publicado en la prensa cubana".

Se centró en los creyones deportivos hasta los primeros años de la Revolución. Fue el primer ilustrador que tuvo Prensa Latina y el suplemento deportivo LPV.

Llegó a trabajar en tres sitios a la vez: Prensa Latina, LPV y El Mundo. En febrero de 1960 sustituyó al veterano caricaturista Antonio Prohías cuando el diario es intervenido. Así abandona su puesto de linotipista, su condición de colaborador y se convierte en el caricaturista editorial de El Mundo, para dedicarse por entero a la profesión.

Prohías le "cede" la plaza con cortesía. En su última caricatura dibuja el momento en que le da el lápiz a Blanco diciéndole: "Esta es tu casa".

En octubre de 1961 es uno de los fundadores del semanario humorístico Palante y Palante. Curiosamente su primera sección fija fue protagonizada por "dos personajes femeninos: Clarita y Confusia. "Clarita representaba a la federada y Confusia a una vieja dama burguesa. La idea surge a partir de su controversia con una santiaguera que esperaba la reclamación del esposo, residente en Miami. La joven vecina se burlaba de la situación del país con ingenioso humor. Al ella marcharse se le apagó la musa y terminó la sección. 

De todas sus tiras, quizá la más popular y antigua sea ¡Ay vecino! Se publicó el 27 de abril de 1967 en Palante, donde aún sigue saliendo. Se basó en la dinámica del balcón del frente de su apartamento, desde donde veía a sus vecinos discutir. Aunque el edificio original en realidad tiene una construcción más contemporánea, se decide por los antiguos balcones de La Habana Vieja, más atractivos arquitectónicamente.

Blanquito explica por qué el gordo y el flaco están desnudos: "quería hacer el dibujo más internacional, así me ahorraba tener que dibujar una indumentaria de verano e invierno y simplificaba la línea. Sin sexo además, para evitar la censura. El sello era la ventana. No me propuse romper tabúes".

Luego de crear ¡Ay vecino! vendría una interesante etapa de su carrera relacionada con la historieta didáctica.

La idea fue de Fidel, quien propuso hacer un libro ilustrado que explicara al campesinado "los adelantos en la genética ganadera con las ideas del científico francés André Voisin". Cuatro meses duró la investigación. El escritor Juan Manuel Betancourt (Betán) hizo los guiones. El cuaderno tenía como protagónicos a Juan Cerrero, un guajiro que se negaba a aprender y a la vaca Matilda.

La tirada de Matilda y sus amigos fue de 250 000 ejemplares, y fue tal su éxito que hubo que hacer 250 000 más. Aquello se convirtió en un fenómeno cultural que dio lugar a otros proyectos.

"Los siete samurais del 70 tenía como propósito dar una información amena sobre métodos y aplicaciones técnicas en el corte de caña. El campesinado, poco adicto a la lectura, gustaba del lenguaje de la historieta, aderezado con la popularidad que en esos momentos tenían las películas de samuráis.

"Después vendrían otros dos cuadernos: Trucutuerca y Trescabitos, que hablaban del mantenimiento de los equipos pesados en la tarea de abrir caminos vírgenes en las montañas, y Pol Brix contra el ladrón invisible, que explicaba el proceso industrial de la caña en los centrales azucareros".

Desde 1970 y hasta 1985, Blanco dirigió el semanario Palante.

En el verano de 1986, otra vez su ingenio nos sorprende. En las páginas de Juventud Rebelde publicó una tira diaria sobre la telenovela Doña Bella, la cual coincidía con el capítulo visto la noche anterior.

"Meses antes gané un premio de historieta con la tira Médicos de Batey, una mezcla de las novelas del momento: Sol de Batey y Médicos de guardia. Así que Jorge Oliver, entonces subdirector del ICRT, me propuso hacer algo similar con una telenovela que saldría en el verano siguiente. Durante tres meses veía diariamente varios capítulos, tomaba apuntes, y medía el tiempo para no anticiparme".

Queda mucho por contar sobre la trayectoria de este hombre que ostenta la Distinción por la Cultura Nacional y varios premios internacionales de caricatura.

En su "average" cuentan diversos libros. Los más recientes son: Pequeño mataburros humorístico ilustrado; El Caballero de París, la leyenda que camina; Bolívar en Martí y 5 años, 5 meses y 5 días, estos dos últimos con su hijo Paquito. También están Amor en aceite Oliva, en coautoría con el pintor Pedro Pablo Oliva, y Hazañas del mar, recopilación de historietas publicadas en la revista Mar y pesca.

A sus 80 años confiesa ser un hombre feliz. Vive en el Cerro -Flores No 163. entre Tamarindo y Serafines- desde 1954. Allí nacieron sus hijos: Elsie Caridad, Francisco Pedro y Darío Rafael, y descubre ahora la magia de la computación e internet.

Tras regresar, en agosto de 2008, de un viaje a España, donde estuvo en la casa del Caballero de París, siente la necesidad de crear su propio blog ¡Ay vecinos!, para contar lo vivido en aquella visita. Desde entonces desapolilla su memoria y archivos en busca de curiosos e interesantes temas. Hoy, más de 17 000 cibervecinos han visitado su página.

Falleció en la madrugada del 10 de abril de 2021