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19 de abril de 2024 07:29:47 | Edición impresa | Síguenos en: rss

La Columna

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Otro cuento de pinareños

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Huracán IÁN Foto: Adán Iglesias

Tras el inoportuno y desastroso paso del ciclón Ian por el occidente del país hemos vivido días tristes y oscuros (esto último, literalmente). La única y verdadera luz que llenó mis ojos fue la innegable y siempre presente solidaridad de nuestro pueblo, dondequiera que estén pernoctando.

Mi mitad pinareña se superpone a la otra mitad, y a todo mi cubano ser, y no deja brotar nada medianamente simpático, tal como debía suceder en este espacio. Ni siquiera puedo recordar alguno de los tan populares chistes de pinareños, casi siempre presentes en el repertorio de nuestros humoristas, y en nuestro acervo cultural. Incluso, de aquellos creadores oriundos de esa región, como Iván y Kike, que saben hacer del humor un eficaz bálsamo e imprescindible diálogo.

Aun así, y porque el humor es en esencia irreverente, y no cree ni en dolor físico o sentimental, acuden a mi mente muchos pasajes divertidos, llenos de picaresco y costumbrista matiz, vividos en esa región donde además de familia, tengo muchos amigos, casi hermanos& ¿no es verdad Osada, Luis Enrique, Cortina&?

Para quienes no lo saben, les diré que mi amigo Floro, mi fraterno e inseparable Floro, nació (como libro) en Pinar del Río, con prólogo de lujo a mano de Kike Quiñones (ya saben, pinareño rellollo), gracias a Ediciones Loynaz, la reconocida editorial, pionera de esos lares.

Les cuento pues que, unos días antes de comenzar en Cuba la pandemia de la COVID-19, febrero de 2020, se presentó este volumen, Cartas de Floro, en la Feria del Libro en Pinar del Río. Acudió mucho público, más del que imaginé. El comienzo de la actividad (como diría Lucas) tardó unos escasos minutos, porque realmente eran muchos los volúmenes a presentar y bien merecía la pena dedicar el tiempo necesario a comentar sobre cada uno de ellos. Yo aguardaba cerca de un grupo en el que una persona preguntó por qué razón demoraba la cita y alguien, sin pensarlo dos veces, respondió: « ¡Están esperando por Floro, ya ustedes saben cómo es él!»... y todos rieron.

Esta respuesta, que me hizo sonreír de manera espontánea, en apenas unos segundos me llenó de un inmenso orgullo y placer. Floro, ese personaje al que muchos tildan como mi alter ego, había calado en el imaginario de ese pueblo. Bien es cierto que esta anécdota pudo haber ocurrido en cualquier provincia, historias al respecto sobran, pero no miento cuando confieso que agradezco infinitamente que la pinareña Ediciones Loynaz haya dado vida al primer libro de Floro. Mejor cuna no hay. Este año, 2022, en la recuperada Feria Internacional del Libro de La Habana, volvió a aparecer Floro, de la mano de Ediciones Loynaz, en plataforma digital.

Más allá de la literatura, y del cotidiano humor, a pesar de los pesares, estoy seguro de que ahora mismo hay cientos de Floros, hombres de carácter afable, de amistad y humanismo incondicional, de buen corazón, ayudando en la recuperación de mi entrañable Pinar. No me queda más que decir, como siempre dice mi amigo Luis Enrique Rodríguez, Kike, el de la editorial: «¡Métele pinareño y pinareña!».