VERDES
YA me retiraba cuando escuché a la
parra apostrofarme:
¡Zorra mentirosa! Te vuelves a
engañar a ti misma y quieres confundir
a los demás. ¡Mis racimos no
están verdes!
Quizá una vez más reuní toda
mi paciencia, pero no debes darle
demasiada importancia al asunto. Además,
parece que algún prejuicio ancestral
te vuelve especialmente agresiva
conmigo, cuando no debo ser la única
en considerar que tus frutos están verdes.
De lo contrario, ¿cómo justificarías
que nadie se haya interesado en ellos
durante todo este tiempo?&
¡Todos son unos incautos me
interrumpió, y tú una zorra mentirosa!
Lo cierto es que esta parra siempre
colma mi paciencia. Contemplé con
resignación sus jugosos racimos, inalcanzables,
y todavía escuchando sus
insultos a mis espaldas, abandoné el
mercado. Con estos precios, reflexionaba,
no digo yo si las uvas se mantienen
verdes.