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28 de abril de 2024 19:19:44 | Edición impresa | Síguenos en: rss

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El Padrino

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El Padrino Foto: Dedeté

Por Jorge Alberto Piñero (JAPE)

COMO seguimos en Feria Internacional del Libro, ahora

en las provincias, son días de espléndida literatura,

y me viene a la mente un título que se encuentra

entre los clásicos más conocidos en el pasado siglo.

Hablo de El Padrino, novela del escritor estadounidense

Mario Puzo (1920-1999), cuyo primer volumen

se publicó en 1969. Posteriormente, en 1972, el afamado

director de cine Francis Ford Coppola y el propio

Puzo la convirtieron en el guión de una saga cinematográfica

de notable éxito, merecedora de varios premios

Oscar.

Pienso en esta obra y recuerdo que recientemente

me llamaron así: Padrino. Fue a la entrada de una

tienda. Un joven me preguntó: «¿Qué está buscando,

Padrino?».

Lo miré detenidamente para ver si descubría en su

rostro la imagen de alguien a quien yo hubiera bautizado

años atrás, pero no me pareció conocido. Luego

pensé que se trataba de un servicio de consulta y ayuda

que ofrecía el establecimiento pero& ¿por qué llamarme

padrino? Finalmente comprendí que se trataba

de un vendedor más bien un intermediario de

los que abundan en nuestras calles. De manera automática

le respondí: «No busco nada, ahijado, gracias».

Me llamó la atención que no me dijera «Puro» o «Mi

tío», como acostumbran a decir los jóvenes a las personas

de mediana edad, a gente madura o a los

ancianos& (yo me encuentro en el primer grupo, aunque

parezca del tercero). Luego de esta primera vez,

me ha ocurrido en otras ocasiones, en distintos lugares,

casi siempre relacionados con vendedores o

«comerciantes». «¿Qué te hace falta, Padrino?», es

otra de las preguntas que me han hecho, y realmente

no me he detenido a responderles, para no estar

hablando todo el día.

No sé si se trata de un nuevo estilo de «gestión

empresarial», o quizá de una moda que deja atrás al

consabido «Puro» o «Tío». Mi preocupación estriba en

que más bien esté vinculado con la imagen que proyecto:

gordo, calvo, bajito, con espejuelos& ¿Es esa

la imagen de un padrino? ¿Me parezco a Marlon Brando?

¡Ya quisiera& yo!

Nada tengo que ver con tal denominación. En lo

referente a la religión cristiana, he bautizado a algunos

pequeños, pero ha sido más bien por seguir una

tradición familiar. Casi todos han sido primos, sobrinos

o hijos de algún amigo de la infancia. En lo referente

a la religión Yoruba, aunque la tengo cerca, no

soy practicante. Respeto todos los cultos, pero más

bien me considero ateo. Como buen cubano me

acuerdo de Santa Bárbara (Changó) cuando truena.

Me han dicho que también llaman padrino a quienes

proyectan una imagen de abundancia, de hombre

acaudalado& Puedo asegurarles que no tengo dinero

guardado en ninguna parte. Llego al día del cobro

igual que una cobra, por el suelo. Si alguien comenta

que tengo «clavados los pesos» es mi mujer, para

decirme tacaño porque no la puedo complacer en

todos sus gustos.

Si habláramos de alguna organización familiar o

mafiosa, ¡nada que ver! Adoro a mi familia, mas no

sería capaz de mandar a matar a nadie, y mucho

menos de hacerlo con mis propias manos. Ni siquiera

de niño logré estrangular a una lagartija.

Vivo rodeado de mujeres que pudieran armar una

tormenta en un vaso de agua, pero sin daños colaterales.

No obstante, y para ser sincero, mi madre

podría convocar a lo más selecto de la mafia siciliana,

a pura llamada telefónica, si tuviera esos números

en su agenda.

En fin, no se trata de crear barreras de comunicación,

pero si usted me ve por ahí, llámeme por mi

nombre, y si no lo sabe, me puede decir señor, o

mejor aún: llámeme amigo, compañero, a mí no me

molesta.