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10 de mayo de 2025 23:49:26 | Edición impresa | Síguenos en: rss

La Columna

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Eufemismo en casa

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Por Jorge Alberto Piñero (JAPE)

El amigo Floro, ya saben, no está ajeno a ningún tema sobre nuestro acontecer social. Me ha escrito para comentar acerca de mi último escrito, Paradojas, y ha querido agregar:

«Además de los ejemplos publicados, pienso que también es una paradoja el hecho de que en el momento en que mayores problemas de vivienda existen en nuestra comunidad, sea cuando casi todo el mundo quiera vender la casa. No hay una cuadra habanera, por solo hablar de esta urbe, donde no exista al menos un cartel que promueva la venta de un domicilio: "Se vende esta casa". Es el anuncio más recurrido que encontramos a simple vista. Y es ahí donde, en la mayoría de los casos, los propietarios caen en un error de expresión, al que yo llamaría eufemismo.

«Al igual que tú, amigo JAPE, busqué el significado de esta palabra para corroborar mi idea. Eufemismo: Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.

«No pretendo que la gente hable mal de sí misma ni de sus propiedades. A fin de cuentas, nadie sabe cuántos años de trabajo, angustia o espera le ha costado llegar a la posesión de esa morada (o del color que la tenga pintada). Abogo por que le demos al César lo que es del César, como anuncia el refrán. Al leer los clasificados de venta o permuta, resulta bochornoso como la mayoría expone su oferta. Por ejemplo: "Vendo casa con sala, cocina-comedor, tres cuartos, dos baños y garaje&".

«Cuando visitas el inmueble chocas con la realidad, la verdad verdadera, como dice mi amiga Lidia. La sala es una modesta habitación inicial, donde solo cabe un juego de muebles y un televisor. El que se siente en el sofá tiene que cargar al del butacón del frente, pero& en fin, no hay que ser exigente. El espacio llamado cocina-comedor está compuesto por una pequeña mesa de dos sillas y una cocina, justamente, al lado de la mesa. No se puede negar que es muy cómodo, ya que el cocinero no necesita moverse para atender a los comensales: "¿Qué quieres? ¿Dos huevos fritos?". Inmediatamente, con solo un movimiento circular del brazo y sin mover los pies, transporta los huevos fritos del fogón a la mesa. Incluso, si al comensal no le gusta el nivel de cocción, en ausencia del cocinero puede desde la mesa extender su brazo a la hornilla y cocer más sus huevos.  

«No quiero abundar en detalles. Ya todos deben imaginar a qué me refiero. Cuando preguntas por los cuartos, te muestran dos pequeñas piezas y te hablan de un tercero arriba. Piensas en la posibilidad de un biplanta, y antes de que hagas planes, te invitan a subir por una escalera a la barbacoa. Crujientes tablas te elevan a una buhardilla donde, a pesar de que tienes que caminar agachado, hay buena ventilación porque un hueco en la pared indica que alguna vez hubo allí un aire acondicionado.

«¿El garaje? ¡Ah, los garajes! Tengo un amigo que tenía un polaquito y un garaje. Para entrar el auto a su estacionamiento, tenía que hacerlo empujándolo. Porque si se quedaba en el sitio del chofer, una vez dentro del recinto, no podía abrir las puertas. ¿Cómo lo sacaba? ¡Halándolo por detrás, con una soga, hasta la calle!

«Para no extender demasiado la misiva, no hablaré de los precios. Insisto, amigo JAPE, que no quiero hacer leña del árbol caído, como pudieran pensar algunos. Conozco cuán difícil y apremiante es el tema de la vivienda, pero eso no justifica el ardid de no llamar a las cosas por su nombre. ¿Por qué edulcorar la píldora? Eso es un engaño».

Amigo Floro, entiendo tu preocupación y malestar. No obstante, considero que no son esas dificultades las que realmente hacen mayor o menor nuestro problema con la vivienda. Que ya se pueda hacer lícitamente un evento de compra y venta, es un paso de avance. Si la gente vende su casa es porque tiene planes o prioridades. En cuanto al lenguaje que se emplea en los promocionales, es un problema de idiosincrasia que nos ha impuesto la vida misma: todos soñamos con una mansión, aunque solo tengamos una pensión. Por lo pronto, se ha abierto una posibilidad más, en la que, por suerte, cada vez son menos los intermediarios.