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16 de abril de 2024 13:15:56 | Edición impresa | Síguenos en: rss

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Un cartel vuelve a recorrer el mundo

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Por Julieta García Ríos

SUS obras tienen fuerza y originalidad.

Vive en constante creación, ora ilustra un libro, ora prepara una exposición, salta del lienzo a una imagen tridimensional y como caricaturista trata de ser cronista de la realidad. Por eso a Arístides Esteban Hernández Guerrero, Ares, no le fue ajeno el Mensaje del Comandante en Jefe que ocupó las portadas de los periódicos cubanos el martes 19 de febrero de 2008. Las palabras de Fidel conmovían a un pueblo, su pueblo.

Arrancaban lágrimas a sus seguidores. Los enemigos pensaron que la Revolución se iba a pique porque su timonel cedía el mando. Fidel anunciaba que no aspiraría, ni aceptaría el cargo de Presidente del Consejo de Estado, una responsabllidad, en sus propias palabras, «que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer». Ares, exintegrante del dedeté, suplemento humorístico de Juventud Rebelde, sintió que la noticia debía ser interpretada. El problema estaba en cómo reflejar ese hecho trascendental. Por ello pensó que una caricatura convencional no funcionaba y su decisión fue la de hacer un cartel.

En la terraza de su hogar, en Centro Habana, Ares, médico (1987) y siquiatra (1993), quien llegó a las Artes Plásticas de forma autodidacta, contó a este diario los detalles de su obra Cuba PostCastro, la que realizara hace ocho años y, que tras la muerte física de Fidel, se ha vuelto cada vez más recurrente en los medios de prensa. «Quise jugar con la tan manida frase de Miami, de los contrarios, hablando de una Cuba posCastro, que para ellos significaba una Cuba posrevolucionaria. La salida de Fidel no era el fin de la Revolución, y para reafirmar esa idea utilicé la primera imagen del líder cubano que se usara en carteles después del triunfo de 1959. Esa fue la del artista Eladio Rivadulla. «A partir de esas dos inspiraciones, la frase y el Fidel de Rivadulla, surge el cartel Cuba PostCastro, en el que aparece ese Fidel joven reiterado, multiplicado y replicado en todos los cubanos». El domingo 24 de febrero de 2008, la imagen fue portada de Juventud Rebelde. Encima del cartel, en apenas unas líneas, un editorial titulado Nuestra decisión expresaba: «Mientras los adversarios apuestan a un antes y un después del mensaje del Comandante en Jefe, esta es la respuesta de Cuba. La Revolución necesita ahora y en el porvenir muchos Fideles, eternos luchadores por mejorarlo todo, para que la nación se renueve cada día; cabalgue segura rompiendo cada obstáculo, cada emboscada». Con su cartel, Ares resumía el sentir de un pueblo, aferrado a los justos ideales de su líder. Por eso la imagen comenzó a multiplicarse. Primero, la Uneac solicitó permiso para reproducirla en serigrafía, y luego vinieron otras ediciones. También se llevó a tamaño grande sobre PVC (material perdurable). Al mismo tiempo, otras publicaciones dentro y fuera de la Isla utilizaron la imagen para ilustrar sus páginas.

Con la partida física de Fidel se renueva el valor de la obra y esta volvió a ser portada, esta vez en el periódico Granma, en edición especial del pasado 27 de noviembre, con el título Cuba es Fidel. Sigo pensando que la idea original es mejor, la contraposición entre el texto y la imagen multiplicada de nuestro Comandante en Jefe ironiza la supuesta idea de que una Cuba sin Fidel sería una Cuba sin Revolución. De hecho, varios amigos me dicen que no han notado el cambio, porque tienen ya muy grabado el concepto del cartel original. Por supuesto,luego de ocho años, adquiere otra dimensión. Cada uno tiene una imagen propia de Fidel, ¿cuál es la de Ares? Nací en el año 1963.

Soy de la generación que nació con la Revolución, bajo el bloqueo estadounidense, y Fidel ha sido una figura habitual en nuestras vidas desde que éramos niños. Para referirse a él, se usaba la típica frase de la familia cubana: «Papá Fidel». Era otro miembro más de la casa. Fidel es el líder de la Revolución Cubana. A veces me quedaba sorprendido con su capacidad de prever sucesos. Recuerdo aquel discurso de 1989 en que nos alertó que podría desintegrarse la Unión Soviética. «Él conoce bien lo que está pasando en el mundo, analiza y no por gusto hablo en presente, percibe todo lo que está sucediendo y tiene una capacidad que le permite prever qué va a pasar». El médico que a finales de los 80 se fue a las lomas guantanameras a hacer su servicio social para ser más útil al país, rememora otro momento inolvidable de la presencia de Fidel en su existencia. Era el 15 de octubre de 1976, despedida del duelo de las víctimas del sabotaje al avión de Cubana en Barbados. La Plaza de la Revolución fue el escenario de aquel memorable acto. Ares era un adolescente que, junto a sus compañeros y maestros de la Vocacional Lenin, estaba allí ese día con los familiares y amigos de los caídos. Han transcurrido 40 años, pero no olvida las palabras de Fidel. Vívida en él está la frase final: «¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!». «¡Impresionante!», recuerda. «Son solo estos flashazos entre muchos recuerdos», asegura.

Y ahora que en estos días ha podido ver detalladamente los resúmenes de las intervenciones del Comandante en Jefe en distintas cumbres, confiesa que es de envidiar «esa audacia suya de enfrentarse al imperialismo y de decirle en su cara lo que pensaba». Para él, «Fidel si no es el más, es uno de los líderes más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Y todavía, en el siglo XXI, tiene y tendrá mucha influencia». «Fidel colocó a Cuba a una altura que antes no tenía, hizo de este pueblo lo que es en la actualidad», afirma quien se siente afortunado por haber vivido en su tiempo y haber tenido la suerte de verlo de cerca en varios congresos de la Uneac y de la UPEC. Ares, como muchos, reconoce que la desaparición física del líder de la Revolución Cubana es una gran pérdida, mas prefiere pensar que con su partida «Fidel va ahí, al lado de Martí». El artista volvió a la Plaza, fue a encontrarse con Fidel, y al guerrillero rebelde parece encontrarlo entre la gente,a cada paso.