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25 de abril de 2024 07:23:55 | Edición impresa | Síguenos en: rss

La Columna

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El Juan David y el maestro Onelio

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Por Jorge Alberto Piñero (JAPE)

CONCLUYÓ el siempre esperado Salón de caricatura personal Juan David, y llenó de dicha a aquellos que se llevaron los premios a casa. También dio alegría a todos los participantes, porque estamos hablando de uno de los eventos más importantes que, en este género, tiene lugar en Cuba.

Entre las actividades colaterales aplaudo la mirada que realiza el Museo del Humor a otros creadores cuyas obras tienen puntos de contacto con la caricatura personal y el humor gráfico. Esta vez tocó a Onelio Escalona, quien tuvo a su cargo una inusual muestra de humor volumétrico mezclado con caricatura personal.

Las fotos hablarán por sí solas, pero quiero comentarles sobre este amigo que con su arte prestigia todos los espacios del humor cubano.

A Onelio y a Mireyita (porque son inseparables) los conocí a principio de los años noventa allá en Holguín, en uno de los primeros pre-Aquelarres de la conocida trayectoria del Centro Promotor del Humor. Estaban en un grupo de teatro del Pedagógico holguinero, que defendía una obra de Aquiles Nazoa, si mal no recuerdo&

Y si recuerdo mal no importa, porque lo importante es lo que diré a continuación. Desde entonces hasta hoy, que hay una veintena de años, no ha dejado de sorprenderme este guajiro reyoyo.

El dúo Caricare, que compone junto a su esposa (ya dije, la inseparable Mireyita) constituye un baluarte de buen humor, sustentado en un trabajo en desarrollo constante e infinitas propuestas, con las que siempre hay que contar a la hora de repartir premios y reconocimientos.

Sin adentrarnos en el humor gráfico, del que es cultor de mucho tino, yo diría que tiene Onelio una envidiable mano y una aguda mirada para desentrañar rostros en la caricatura personal. Esta labor le ha servido, sin dudas, de mucho a la hora de crear sus figuras volumétricas dedicadas a las más variopintas personalidades& pero hay más. Cada encuentro, ya sea en la provincia de la Loma de la Cruz o en La Habana, es renovador. Siempre me llama y con esa voz «guapachosa» me dice: «Ven, Jape, quiero que veas algo&». ¡Y allá va eso!

Me deslumbra lo mismo con un nuevo sketch, alguna parodia musical o el montaje de una obra con ingeniosa escenografía de papel, tela, madera, cartón&, toda hecha por sus manos, de manera profundamente artística y con la ayuda, importante ayuda, de ya saben ustedes: la inseparable Mireyita.

Múltiples son los esperpentos que han conocido la escena nacional y algún que otro rincón venezolano, diseñados, caracterizados y manipulados por este mago sin conejo y sin sombrero, pero con infinita fantasía y dedicación.

Hablo de un hombre que conoce todos los formatos y soportes en los que se puede hacer humor, incluido el difícil y desagradecido mundo de la tele. Y no miento si digo que en incontables oportunidades he acudido a él cuando he tenido alguna duda sobre los clásicos del humor gráfico cubano, porque es un dedicado estudioso e investigador del arte cubano y universal.

Este inmenso amigo me pide que escriba unas líneas para su libro, que diga unas palabras en su exposición y me pregunta: Maestro, ¿puede usted ayudarme en eso? Y le respondo:  ¿Maestro?, Onelio, el maestro eres tú&

Por eso les propongo que disfrutemos de la propuesta de Onelio Escalona, ese eterno creador, con más de mil formas de hacer el humor&  ¿y el amor? Bueno&, cualquier duda, pregúntenle a Mireyita.